GUIJARRO

Reside en Madrid y está cursando el bachillerato cuando comienza la guerra civil, y su familia se traslada a Ciudad Real, donde inicia estudios en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la dirección de Manuel Mendía, Concluida la guerra su familia vive en Alcoy, donde Antonio cursa estudios de Perito Mercantil. En 1942 ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia, y trabaja para las fallas de la ciudad. Continúa la carrera superior en San Fernando, Madrid, donde la concluye en 1 948.

Realiza su primera exposición en 1951, en la prestigiosa sala Biosca, y el maestro Eugenio d’Ors selecciona su obra para el famoso y restringido «Salón de los Once». Participa por vez primera, en 1952, en la Exposición Nacional de Bellas Artes, y obtiene tercera medalla. Nueva aparición en el Salón de los Once y presencia en la Bienal de Venecia.

Pensionado por la fundación Conde de Cartagena viaja a Nueva York y permanece un año en América. Insiste en la Nacional de Bellas Artes en 1954 y obtiene segunda medalla. También gana el Premio Nacional de Pintura. Viaja a Guinea, pensionado, y al año siguiente va a Italia, donde consigue la medalla de oro Dell’Acienda Autonoma Riviere della Versïlia. Mas premios en Valdepeñas y Puertollano, primera medalla, de honor, en la Exposición de Pintores de África y, al fin, primera medalla en la Nacional de Bellas Artes de 1957, así como primer premio en el Salón Nacional de Dibujo.

En 1958 lo beca la fundación March. Sigue acumulando galardones, puesto que en 1960 es primer premio de pintura de la Dirección General de Bellas Artes, medalla de oro en Puertollano y primeros premios en los certámenes «La carretera en el arte» y Valdepeñas. Gana medalla en la Bienal de Alejandría en 1964.

Sus exposiciones se suceden, en España y en todo el mundo. Una antológica recorre las principales ciudades norteamericanas, el Norte de Europa, Japón, China y Corea, países que visita comisionado por la Pacific Air Travel Association, de San Francisco.

Cultiva el grabado y gana el primer premio de la Dirección General de Bellas Artes, en 1963.

Gana cátedra en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, donde tiene como adjunto a un amigo y gran pintor, el manchego Agustín Úbeda.

La trayectoria de Guijarro, es triunfal constantemente, y su obra está representada en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, en numerosos de provincias de España, entre ellos el de Castrelos, en Vigo, y en otros muchos de Europa y América, así corno en grandes colecciones institucionales y particulares.

Guijarro parte de modos post impresionistas emparentables con el espíritu de Goya y, sin abandonar por completo la figuración, nos da una visión muy libre, basada en espléndido dibujo y en un colorismo rico, caliente, armonizado, donde carmines, platas, azules, amarillos, son una auténtica fiesta. Crea retratos ideales, de elegancia total, y bodegones de personalidad inconfundible, en los que el objeto es la disculpa para el ejercicio plástico, reduciendo las formas a síntesis vagamente geométricas, en una vivacidad danzante de pincelada firme, suelta, tendida. La estancia en Japón influye en su concepto plástico, y enriquece su obra a base de una fantasía colorista inimaginable. En definitiva, es un excepcional pintor, maestro de artistas, moderno, clásico por intemporal, al tiempo que calculadamente avanzado.