LOMARTI

Lomarti se interesó desde niño por la creación plástica debido a los juguetes que salían de la carpintería de su padre por lo que en cuanto pudo ingresó en la Escola de Artes Aplicadas de Lugo, compaginando los más variados trabajos con los estudios para poder comprar material con el que trabajar.

La influencia que desde la infancia había ejercido en su formación el taller familiar de carpintería se plasmaría paulatinamente en su incursión en el ámbito de la escultura con un estilo muy personal. Teniendo como refrencia la producción de artistas como Warhol, Harin o Snabel, el artista lucense, desde finales de los años 70, participó en numerosas exposiciones en diversas ciudades gallegas y españolas.

Lomarti considera que de cualquier corriente artística extrae alguna enseñanza que luego puede incorporar a su producción, desde la abstracción al minimal, pasando por el pop art o el land art. De igual forma, concluye que para producir puede emplear los más variados materiales y de ahí que sus esculturas estén realizadas con madera, en muchas ocasiones policromada, piedra y metal. El autor considera que uno de los principales objetivos del arte es sorprender y para conseguirlo emplea cualquier recurso que tenga disponible.

Su obra se puede contemplar en colecciones como la del Ayuntamiento de Lugo, la del Ayuntamiento de Chantada o la de la Diputación de Lugo, entre otras. Asimismo, ha realizado proyectos públicos que se pueden contemplar en el Parque de Escultura de Kwangju (Corea del Sur), en el Paseo Fluvial de O Barco de Valdeorras (Ourense) o en el Parque Público de Chantada, entre otros lugares.

En la colección de Afundación hay dos ejemplos de la producción de Lomarti, una pintura y una escultura. La primera, bajo el título Almas humildes, emplea una técnica mixta, en la que a modo de collage sobre una cartulina dispone diversas imágenes, incluidas en fragmentos geométricos de fondo blanco.

La otra obra es una escultura realizada en granito, en la que las formas abstractas redondeadas suavizan la rotundidad de los volúmenes. Partes de la superficie aparecen policromadas en un intenso negro, algo característico de su producción en la década de los años 90, período en el que se data esta pieza, resaltándolas y aportando expresividad al resultado final.