RAFAEL MARTÍNEZ VILELA
Martínez Vilela, Rafael
( Ferrol, 1889 - 1974 )
Biografía
Pintor nacido en Ferrol del que existe muy exigua información, trabaja, como tanta otra gente de la zona, en la Sociedad Española de Construcción Naval (SECN), que en 1947 se transforma en la Empresa Nacional Bazán de Construcciones Navales Militares; profesión que compagina con su prolífica faceta pictórica. En 1928 participa en la muestra colectiva Arte Gallega, celebrada en Buenos Aires, y en 1936 realiza su primera exposición individual en la Galería Layetana de Barcelona. Cuatro años más tarde participa en una exposición en Zaragoza, y durante esa década en numerosas ciudades del territorio gallego.
De formación autodidacta, en su pintura se advierte su admiración por la obra plenairista del valenciano Sorolla y del mallorquín Joaquín Mir. Amigo de otros pintores como Paco Yglesias, Antolín López Porta, Carmelo González o Leyra Domínguez, cultiva la pintura del natural, principalmente paisajes y marinas, a través de una poética de tendencia impresionista, en ocasiones casi puntillista, en la que no acostumbra a pararse en el detalle, en lo concreto, si no en mostrar una visión general. Blancos, amarillos, rojos, azules o verdes conforman su paleta cromática viva que emplea en composiciones con un especial protagonismo de la luz.
En la Colección Afundación figura un retrato de corte costumbrista del pintor ferrolano que lleva por título Dos amigas; obra que se aleja de su temática más recurrente. En este óleo sobre lienzo representa en primer plano, en lo que parece ser un patio, a dos muchachas sentadas y apoyadas la una sobre la otra en dos alturas en una postura que denota ternura y complicidad, así como cierta protección. Las dos jóvenes son muy diferentes entre sí, pues una es de ojos azules, pelo rubio y tez blanquecina, mientras la otra es de piel más oscura, ojos marrones y pelo casi negro; una lleva un pañuelo en la cabeza, y la otra con raya al medio tiene el cabello recogido en dos trenzas; un fija su mirada en el espectador, y la otra desvía la mirada hacia un lado. La muchacha que está situada en un nivel superior parece mayor que la otra, de manera que la misma posición en que aparecen retratadas va acorde con su edad y gesto. Sobre el regazo de la muchacha situada en el plano inferior aparece representado un plato con una serie de frutas: uvas, una manzana y una naranja. Al fondo, se divisa una escalera que abre un muro de tonalidad neutra cercana a un blanco sucio y el ocre del pavimento, que refuerzan la presencia de las figuras en primer plano, para las que se sirve de un variado cromatismo: el blanco en ciertas vestimentas, el cálido amarillo del manto que contrasta con los fríos azules y verdes de la falda y la blusa, los vivos colores de las diversas frutas, así como el burdeos, el malva y el dorado del pañuelo. Se expresa a través de una poética más próxima al realismo que en sus escenas campestres y marinas habituales, de modo que la pincelada se muestra más precisa, aunque con cierta soltura, en el primer plano, en especial en los rostros, las manos y los frutos, que contrasta con el trazo mucho más suelto del espacio. Las figuras irradian una luz que evoca a su admirado Sorolla, en una composición triangular cerrada con reminiscencias de alguna de las composiciones más frecuentes para las escenas de género de Fernando Álvarez de Sotomayor (en la que también se adivina una cierta influencia a nivel cromático), que refleja el buen oficio del artista y su capacidad para trascender lo superficial y penetrar en la psicología y cotidianeidad de los personajes.
Bibliografía
LEYRA Domínguez, J.: Pintura Ferrolana, Sociedad Artística Ferrolana, SAF, Ferrol, 1987.
VV. AA.: Catálogo del patrimonio artístico de la Diputación de A Coruña I. Pintura y escultura, Tomo 2, Deputación da Coruña,A Coruña, 1991, pp. 347-348.