ALFREDO SOUTO CUERO
Souto y Cuero, Alfredo
( A Coruña, 1862 - 1940 )
Biografía
Su pertenencia a una familia a encuadrar en la alta burguesía coruñesa le otorgó, desde un principio, la consecución de una magnífica formación en la que se complementaron, por una parte, los estudios del Derecho, y por otro, la práctica del Arte. Su ingreso en la carrera judicial, siendo muy joven, le llevó de destino en destino, por España adelante, lo que le puso ante realidades tan distintas como la andaluza, la madrileña, la aragonesa, la asturiana…; en todos estos lugares pintó y procuró asimilar lo que, en cada sitio, le pareció más importante.
Por otra parte, su formación como pintor se inicia, ya en A Coruña, como alumno de Román Navarro, de quien aprendió los fundamentos de un oficio, en clave realista. Ya en Madrid su asistencia a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando le abrirá horizontes y también será muy importante, en su caso, su relación con la Sociedad de Acuarelistas. Trabaja este pintor con muy variados medios; desde el lápiz sobre papel, al óleo sobre lienzo. También la acuarela y la tinta son recursos en su quehacer, compartiendo el tiempo de la pintura entre el aire libre y el estudio.
La parte de su vida transcurrida en Galicia lo vincula fundamentalmente a Pontevedra, aunque también son notables sus nexos con A Coruña y Lugo. En Pontevedra formó parte de cultas e influyentes tertulias y se vinculó al grupo dirigido por Castro Sampedro, denominado Sociedad Arqueológica de Pontevedra, de la que va a ser su primer dibujante oficial.
Su implicación en el mundo de la pintura lo testimonia, por ejemplo, su constante presencia en las Exposiciones Nacionales en las que presentará obra, todos los años, desde 1887 hasta 1915. Además, fue, en todos estos años, muy común su presencia en todo tipo de certámenes artísticos. Se ha relacionado a Alfredo Souto, en su vertiente de paisajista, con puntos de partida tan sólidos como son el conocimiento de la Escuela de Barbizón y del modo de hacer de Carlos Haes, la referencia por excelencia en la pintura madrileña, al respecto. Se puede decir que, desde el realismo pleno, su pintura asume, de forma progresiva, un naturalismo que irá ganando matices con el tiempo, haciendo valer, cada vez más, los efectos lumínicos, interpretando a su modo el impresionismo francés.
También fue pintor de escenas de género, de floreros, bodegones, retratos…; es constante también su participación como ilustrador en muy variados periódicos: Heraldo de Madrid y Blanco y Negro, entre otros. Es, además, un pintor regionalista, en el sentido de que manifiesta un evidente interés por lo popular e inmediato, tanto en lo que tiene que ver con el paisaje como con el de la presencia de las personas que lleva a su pintura.
En esta colección una vista de Estribela, de 1900, y el cuadro conocido como El cruceiro de La Parda, de 1903, aleccionan sobre su interés por plasmar el entorno rural de Pontevedra. Un Florero, de 1908, es una obra elegante y preciosista. Y un apunte, Anita, fechado en 1910, nos asoma a ese interés suyo por la figura humana.
José Manuel García Iglesias
Bibliografía
COUSELO BOUZAS, J.: La pintura gallega, Porto edit., A Coruña, 1950.
CHAMOSO LAMAS, M.: "Arte" en Galicia, Fundación March, Edit. Noguer., Barcelona, 1976.
FILGUEIRA VALVERDE, J.: El Museo de Pontevedra, Edit. Everest, León, 1987.
O PINTOR Arturo Souto, edic. do Castro, Carnoedo, Sada, 1981.
PABLOS, F.: Pintores gallegos del Novecientos, Fundación Barrié, A Coruña, 1981.
PANTORBA, B. de: Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, edit. Alcor, Madrid, 1980.