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Antonio es un poeta solitario que un día se puso a contar sus ideas del paisaje, siempre más atento, como Kandinsky, a la estructura musical de la obra que a una supuesta realidad natural. Si mirásemos el paisaje con otros datos o a través de una fotografía o una representación fija no lo veríamos así con esa concentración de sensaciones visuales y espirituales que nos llega a través de unas rayitas, unas transparencias o unos colores en gama de verdes, amarillos, blancos y grises, en los que nuestra visión se inserta.
