Comentarios
Composición con pincelada suelta y, al mismo tiempo, respetuosa con el rigor geométrico, en un difícil equilibrio entre libertad y orden.
La obra sigue un esquema interno, metódico y coherente a pesar del aparente caos. La composición, a diferencia de otras obras en las que privilegia un centro, presenta dos zonas de interés claramente diferenciadas. La sobriedad de los negros y los ocres, la estructura razonada, disciplinadamente construida de la derecha, se opone, y a la vez, se enriquece, con la abstracción, las manchas gestuales y las veladuras de rojos y amarillos de la izquierda.
Es el neocubismo el soporte de la pieza, pero entendido de una manera personal y particular por el autor, que persigue la fragmentación del espacio pictórico sin incluir referencias figurativas. Los planos superpuestos, conseguidos por la interpretación del negro como un color, del que extrae ricas calidades tonales, y empleo de veladuras, generan una gran profundidad y provocan un juego de ritmos, de formas y colores que potencian los valores poéticos de la obra.