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La obra se articula "en torno al mar" como revela la propia autora, al mundo de verano, del calor, del sol, pero el personaje principal es la bañista, esa figura cercana y reconocible que, de inmediato, despierta la curiosidad del espectador que se identifica con ella y se interesa en lo que busca y hacia donde mira.
Las treinta pequeñas piezas componen un gran políptico donde la imagen central de la bañista recibe un tratamiento diferencial en cada una de ellas, convirtiéndolas en objetos únicos. Cada figura, de una tonalidad diferente, rosa, verde, azul, rojo..., se dispone sobre un soporte que puede variar también en su color, en su textura (cartulina, cartón, papel plateado...) y en su decoración ya que cada base está, a su vez, manipulada, pintada, alterada con calcomanías, con formas rayadas estampadas con cartones, lo que deja un rastro simétrico y paralelo generando, en conjunto, una obra de intenso colorido, "una fiesta para la vista".
Las bañistas establecen una dualidad de ritmos, un juego donde la mayoría dirige su atención hacia la derecha, excepto la última hilera, separada ligeramente del resto, orientadas hacia la izquierda. La mirada en todas ellas es ensimismada y soñadora que funde mujer y mar, espacio y tiempo convirtiendo lo familiar y cotidiano en algo atemporal y genérico apoyándose, como Andy Warhol, el poder semántico de la imagen, de la pose que evita todo rasgo de individualidad y busca la metáfora, el simbolizar la vida y la acción.
EXPOSICIONES:
"Pury del Palacio". Del 9 de Abril al 10 de Mayo de 2002. Sala de Arte de la Fundación Celta de Vigo, Vigo