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La Bahía de Baiona, con la playa en primer término, el embarcadero deportivo a la derecha, y las estribaciones de las montañas de la Grova, al fondo. La composición se apoya en un dibujo firme y realista, sin embargo, lo primero que percibe la mirada al contemplar el paisaje, es el color. La trasparencia y la sombra, gradual y profunda del agua, produce una impresión de frescura en la composición. Pincelada fluída con azules y verdes que juegan con rojo, ocre y amarillo.
