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Una joven, elegantemente vestida, sentada sobre la barandilla del porche de una casa, mira con expresión soñadora hacia el infinito al lado de un niño, que se apoya en el pasamanos, con adornos de flores en la cabeza. Arbustos y hiedras completan la escena. La arquitectura, el vestuario y el magicismo de las formas vegetales, crean el ambiente de una pintura nostálgica que más que recordar predice un estado de ánimo con una carga sentimental y romántica.
Exposiciones
«Artistas Gallegos en la colección C. A. M. V.» del 5 al 28 de septiembre de 1986 en la Sala de Exposiciones del Centro Cultural Caixavigo.