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Con un material, tan poco usual e insólito, como la cadena de una bicicleta, construye un muñeco, de pie, sobre un pequeño zócalo. Se deja seducir por la sugerencia de un objeto industrial y ejecuta la obra sin manipular el material que conserva el recuerdo de su origen. Este lenguaje sutil, de delicadeza y lirismo poco frecuente, nos obliga a ejercitar la sensibilidad, utilizando, como elemento formal básico, la línea que, con graciosa flexibilidad, se arroja al espacio para captarlo y convertirlo en parte de la figura.
Exposiciones
«Foro Atlántico de Arte Contemporánea», Pazo de Congresos, Santiago del 19 al 23 de mayo de 1995.