No Faetón de Rianxo a Santiago
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En 1908, año de realización de la obra, Castelao estaba aún estudiando en Santiago, con lo que las telas representan una de sus primeras obras de importancia pintadas al óleo, revelando la pasión que sentía por la pintura.Inspirada, con toda seguridad, en sus experiencia personales, en sus traslados de Rianxo a Santiago, el autor retrató irónicamente y sin pudor los pasajeros con los que compartió travesía.
Diez personajes se disponen a realizar un viaje en faetón. Viajan sentados frente a frente, acomodándose en cada banco cinco persoas, que representan a diferentes tipos sociales. Los personajes están dispuestos para ser observados por el espectador, colocados como en un friso en dos obras paralelas en tema y composición, concebidos para ser entendidos como uno solo.
El grupo de artistas o de titiriteros está representado de un modo caricaturesco. La figura central es un niño-muñeco, que organiza la obra dividiéndola en dos grupos. Cara a la izquierda, las figuras pintorescas, casi grotescas de los actores identificados en una mujer muy pintada y tocada con sombrero y su acompañante, un chico vestido a la moda, con gorra y monóculo. El aspecto esperpéntico del chico y del niño evocan la figura de un ventrílocuo con su muñeco.
Cara a la derecha, se disponen dos figuras masculinas, un hombre delgado y esquivo, con el rostro de perfil y gorra militar acompañado de otro, grueso y bebedor, que duerme con un cigarro en la boca y deja resbalar indolentemente su boina.
En otro banco, cinco viajeros miran al grupo de actores sin darse cuenta de que ellos también son observados. En este caso, representan a tres estamentos sociales típicos de un pueblo, la iglesia, el campesinado y la burguesía.
En el centro la figura del cura, muy grueso y fumando un puro, actúa como elemento estructurador de la composición. Está acompañado a su derecha por un señorito-petimetre y la madre de éste, lujosamente vestida, y a la izquierda, por una pareja de campesinos. El viejo, tocado con un sombrero, es el único de todos los personajes que muestra un gesto de retranca e inteligencia.
Las figuras se disponen sobre un fondo frío, lo que consigue destacar el negro de las vestiduras y definir las figuras con detalle, trazando las formas y las fisonomías con rotundidad. El tratamiento del color es realista aumentando la fuerza expresiva de los rasgos de los personajes en un deseo de verismo, de caracterización que, como señala Mª. Luisa Sobrino, casi llega al feísmo.
Castelao nos ofrece una instantánea fotográfica, una visión astuta de unos personajes donde, para Mª. Victoria Carballo-Calero, es evidente la influencia de Daumier, sin olvidar la fina ironía y el agudo sentido crítico del autor.
Exposiciones
"Castelao. Exposición del 50 aniversario". Del 28 de junio al 3 de septiembre de 2000 en el Museo de Pontevedra, del 15 de septiembre al 20 de octubre de 2000 en
"Castelao. 1886-1950". Del 3 de marzo al 13 de abril de 1986. Real Jardín Botánico. Madrid.
Reproducciones
"Castelao. 1886-1950". Ministerio de Cultura, Madrid, 1986, pág. 164.Carballo-Calero Ramos, Mª. V.; "Os castelaos de Ourense". Caixaourense, A Coruña, 1989, págs. 54-55, 56-57.
"Castelao. Exposición del 50 aniversario". Fundación Castelao, Caixagalicia, Museo de Pontevedra. A Coruña, 2000, págs. 150-151.